
El piano de air a faire fuir número III suena a través de la ventana que da al patio. Siempre le había gustado Satie.
Los tarros de cristal se iban amontonando en las esquinas, al igual que las hojas en las calles, y los pantalones cortos en los armarios.
El verano se iba terminando. Los columpios del parque chirriaban entre la lluvia y se balanceaban bajo el sol de media tarde. Los mismos niños de siempre. Y los zapatos llenos de tierra seca.
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suena Air a faire fuir III de Satie
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