Cuando las palabras de todo lo que estabas pensando estaban a punto de caerse por un precipicio, sentiste aquella mano en tu hombro izquierdo, trayéndote de nuevo al mundo tangible, del que Platón tanto hablaba.
Todo es fluido, todo depende de la casualidad, y vanos fueron los esfuerzos de ese burgués encorvado con pantalones victorianos, autor de Das Kapital, fruto del insomnio y la neuralgia.