
Llega a ser demasiado asfixiante la insoportable presión del asfalto y los cuatro árboles que suelen situarse a los lados de la carretera cada vez que miras a un lateral.
Cuatro árboles, una paloma. Escuchando solo el ruido de la carretera bajo las ruedas. Y los diferentes postes de la luz que van quedando atrás, uno tras otro. Pero siempre quedan atrás, en su aburrida similitud. El asfalto también se retrasa, avanzando una por una, por las líneas blancas de la mitad de la autopista.
Lo único que cambia son los objetos que se posan poco a poco en la línea del horizonte. Las nubes y el azul. Todo aquello que va emergiendo de la nada hasta pasar siempre por un lateral del vehículo.
Es extraño. Pero sabes que siempre estarás llegando a casa.
Me gusta mucho la foto y en grande con el grano(ruido) es preciosa
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